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Daniel Berenguer es fundador y CEO de panStamp, una startup extremeña conocida por ser el proyecto español de Arduino inalámbrico, aunque realmente no los use. Es una empresa que orbita alrededor del negocio de Internet de las Cosas y el mundo creativo de los makers.

Los panStamps son unos pequeños módulos inalámbricos de bajo consumo que, conectados a sensores, permiten medir prácticamente todo y enviar los datos directamente a La Nube. Su fuente de energía puede ser una simple pila alcalina. Hablamos de hardware y software libre.

Coincidí con Daniel Berenguer en la presentación de Makerspace Madrid y, por fin, pude conocer un poco mejor el nacimiento y evolución de una de las startups más interesantes del panorama tecnológico español, la extremeña panStamp.

Básicamente los panStamps son módulos programables desde el entorno Arduino, y compatible con sus librerias, que se comunican de forma inalámbrica. Sirven para cualquier proyecto que precise de control remoto y transmisión inalámbrica de baja potencia, por ejemplo para domótica, medición de energía, monitorización del clima o control de robots.

Los desarrolladores pueden crear sus propios programas para panStamp y conectarlos a cualquier placa base, bien estándar o diseñada por ellos mismos usando sensores y actuadores. Para los usuarios finales o integradores, panStamp dispone de varios productos ya preparados. Paralelamente se ha desarrollado la plataforma Lagarto que permite el control de los dispositivos y la monitorización de los datos.

Así, panStamp con Lagarto es una solución de bajo coste para la creación y control de redes inalámbricas.

El próximo mes de mayo, panStamp estará, como espónsor, en la Maker Faire de San Mateo, California. Daniel Berenguer tiene perfectamente identificado su modelo de negocio.

“El Modelo de negocio de compañías grandes es el de acometer grandes proyectos porque tienen tecnologías destinadas a generar grandes redes de sensores. Empresas cuyas estructuras no les permiten atacar el mercado disperso, tienen que ir a las grandes cuentas. No se ocupan de los usuarios finales o del integrador que quiere automatizar un campo agrícola. Atacar un mercado disperso es muy costoso en tiempo y paciencia pero a la larga produce muchos beneficios, no siempre contables. Generas un cuerpo de usuarios muy fieles y creativos y que antes o después acaban encontrando grandes negocios, esta gente no va a ir a las grandes empresas porque ya han vivido una solución muy abierta y versátil. Ese es nuestro mercado y la base de nuestro modelo de negocio.”

El 85% de los clientes de panStamp son extranjeros, normalmente integradores profesionales.

“Es imposible que un negocio de este tipo pueda subsistir exclusivamente del mercado nacional, no es viable. El 85% de las ventas se hacen al extranjero. Más de 50% a Europa y el resto se reparte entre EEUU y Australia. Nuestros clientes son profesionales altamente creativos que quieren dar un valor añadido muy importante a sus clientes. Normalmente son integradores profesionales que necesitan dar una cobertura de forma inalámbrica a una necesidad tecnológica, en una determinada área y para un determinado cliente. Quieren algo que sea muy versátil y muy adaptable.”

Me cuenta Daniel que los dispositivos se están utilizando, sobre todo, para el control de edificios y domótica.

“Por este orden, panStamp se está utilizando para el control de edificios y domótica, control de explotaciones agrícolas, aplicaciones de healthcare o control de pacientes, minería, náutica y aplicaciones variadas y pintorescas como el caso de un cliente australiano que los utiliza para medir el número de coches que pasan por un camino en un desierto.”

La fabricación de las piezas se realiza en China y el ensamblado final en Zafra, la ciudad extremeña donde Daniel y su mujer recalaron hace tres años.

“Yo soy valenciano, fuimos a Zafra por una oportunidad laborar de mi esposa. La empresa la pusimos en marcha hace un año y está funcionado con capital propio, capital familiar. Esto es una ventaja y también un inconveniente. La ventaja es que podemos tomarnos tiempo para hacer las cosas bien, acorde con nuestras propias creencias y acabar encontrando mercados con garantías. La desventaja es que no podemos entrar al trapo a ciertos mercados por falta de medios. Somos una empresa valenciano-extremeña de cinco personas donde hay dos chicas ingenieras. Aquí, en Extremadura, lo que mueve el dinero es la agricultura y la ganadería, y la tecnología agropecuaria que se monta viene de fuera. Sería importante aprovechar esa palanca para generar una industria tecnológica propia que, luego, acometiera otros mercados. El gobierno de Extremadura lo sabe y quieren potenciar esto.”

Daniel Berenguer tiene las ideas muy claras, sabe lo que quiere, cómo lo quiere y además tiene trazado el camino. Triunfará, no me cabe la menor duda.

“Para el futuro estamos pensando en alcanzar el tamaño que necesitamos y que merecemos. Necesitamos más personal y una infraestructura superior. Necesitamos crecer aunque sea mínimamente. Necesitamos generar oportunidad de negocio y romper un punto de inflexión, y sólo lo romperemos cuando tengamos acceso a los canales de comunicación internacionales.”